Nada como compartir una buena taza de café  (de esos cargaditos y con la justa ácidez) y un delicioso trozo de pastel… Y es que algo maravilloso pasa cuando ese pedacito de cielo llega a nuestras bocas, los lazos que nos unen se hacen más fuertes.  Allí, sentadas alrededor de la mesa hablamos de cosas trascendentales -de aquellas que te cambian para siempre- y también nos reímos comentando cualquier tontería que pase por nuestra cabeza. Hablamos de moda, salud, belleza, de amor… hablamos de la vida.

Por estos momentos, y después de mucho pensarlo, he decidido compartir mi corazón en este blog.  Para compartir los tesoros que he aprendido o encontrado y explorar buscando belleza en lugares inesperados.

Para todas esas maravillosas mujeres, que generosamente han compartido su vida conmigo, me han impactado más de lo que podría decir y estoy infinitamente agradecida -la lista sería muy grande, pero ellas saben quienes son. Para todas las jovencitas con las que he compartido tantos momentos y a todas las que aún no conozco. Y especialmente a mis hijas, quienes se están convirtiendo cada día en mujeres increíbles y quienes son mi mayor inspiración. 

 

Apasionada por mostrar a otros el gran Amor que me salvó.

 

Acerca de mí:

Soy Ingeniera de Sistemas, con una maestría en Administración. Soy una esposa feliz, casada con un hombre maravilloso – Ama al Señor con todo su corazón, vive lo que predica y me ama de una forma que derrite mi corazón todos los días.  También soy mamá de dos hermosas hijas, mis mejores maestras.  Me gusta leer, escribir, tomar fotos, hacer pasteles y convertir cosas «normales» en «especiales» – amo los detalles!

Desde hace más de 15 años he trabajado como voluntaria en diferentes grupos de jóvenes y especialmente con señoritas. Tengo más de 12 años de ser parte, junto con mi esposo, del equipo pastoral de la Iglesia Cristiana Palabra Viva en Guatemala.

He sido bendecida con conocer mucha gente sorprendente que ha influenciado grandemente mi vida, pero especialmente estoy agradecida con el Señor por la herencia que he recibido: Mis abuelitos – dos mujeres y un hombre de fe, valientes y esforzados que me han enseñado con el ejemplo.  Mis papás, por más de 25 años consejeros matrimoniales, personas íntegras y excepcionales. Mis papás por decisión, mis suegros, apasionados por servir al Señor. Y mis increíbles hermanos, un privilegio crecer y caminar por la vida a su lado.