Cabestrillo en el Corazón

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OUCH! Hace unos meses me lastimé el hombro, lo que parecía ser sencillo resultó en 10 sesiones de terapia y más de un mes con cabestrillo; además de una recuperación lenta y dolorosa. 

Y se me ocurre que mucho de lo que nos pasa al corazón se parece a esa lesión.  Así cómo cuando me lastimé, cuando nos rompen el corazón o alguien nos hiere.
  • A veces lo ignoramos.  Por varios días, hice como que nada había pasado.  No movía el brazo, y pensaba que todo iba a estar bien con el tiempo, pero sólo empeoró.  Hasta que reconcí que necesitaba un doctor.  Ignorar tu dolor NO lo sana, el tiempo no sana las heridas.  Ignorar lo que nos duele atrofia parte de nuestro corazón.  Para sanar, debemos enfrentar el dolor, aceptarlo y vivir el proceso de la recuperación. 
  • Un tiempo de reposo, un tiempo para establecer los daños y elegir un tratamiento a seguir. Cuando se trata del corazón perdonar es esencial.   Perdonar cuando nos han ofendido no es fácil. No nace del corazón perdonar a quién nos ha herido, pero es necesario – no porque la persona lo merezca, sino porque nosotros lo merecemos.  Ves, el perdón no es para quien ofendió, sino libertad para el que ha sido ofendido. Es decidir que las acciones de otros no van a controlar tu vida, ni tu corazón.
  • Después de varias semanas, casi al terminar las 10 sesiones, la terapista me dijo algo de lo que no me había percatado. Sin notarlo, había dejado de usar mi hombro para muchas cosas, y aunque ya podía moverlo, el recuerdo y el temor al dolor hacía que usara el otro brazo.   Y así pasa con el corazón…. A veces, hemos sufrido tanto, que tenemos miedo de volver a sentir tanto dolor.  Dejamos de amar, dejamos de sentir intensamente, de dar de nuestro corazón a otros porque nos asusta volver a llorar.   Pero, la cosa con ponernos la coraza para no sentir el dolor, es que tampoco deja entrar el amor, el gozo y la felicidad extrema que se siente cuando das todo el corazón.   El miedo es un ladrón, no te dejes engañar. 
  • Sin importar lo profundo del dolor, siempre podes ir a los pies del Señor, el mejor doctor.  Su amor inundará tu vida, te dará fuerzas y valor para perdonar, Él curará tus heridas.  Y cuando estés allí, sintiéndote profunda y verdaderamente Amado, tendrás el coraje para amarte y amar a los demás. 

 

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«No hay temor en el amor, pero el amor completo, perfecto, maduro echa fuera el temor y saca todo rastro de terror.» 1 Juan 4:18 (Traducción de la versión Amplificada)

 

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